lunes, 7 de julio de 2008

Palabras de una mujer Chaman


> La Abuela Margarita, curandera y guardiana de la
> tradición maya, se crió con su bisabuela, que era
> curandera y milagrera. Practica y conoce los círculos
> de danza del sol, de la tierra, de la luna, y la
> búsqueda de visión. Pertenece al consejo de ancianos
> indígenas y se dedica a sembrar salud y conocimiento a
> cambio de la alegría que le produce hacerlo, porque
> para sustentarse sigue cultivando la tierra. Cuando
> viaja en avión y las azafatas le dan un nuevo vaso de
> plástico, ella se aferra al primero: 'No joven, que
> esto va a parar a la Madre Tierra'. Rezuma sabiduría y
> poder, es algo que se percibe con nitidez. Sus
> rituales, como gritarle a la tierra el nombre del
> recién nacido para que reconozca y proteja su fruto,
> son explosiones de energía que hace bien al que lo
> presencia; y cuando te mira a los ojos y te dice que
> somos sagrados, algo profundo se agita.
>
> Ella nos dice: 'Tengo 71 años. Nací en el campo, en el
> estado de Jalisco (México), y vivo en la montaña. Soy
> viuda, tengo dos hijas y dos nietos de mis hijas, pero
> tengo miles con los que he podido aprender el amor sin
> apego. Nuestro origen es la Madre Tierra y el Padre
> Sol. He venido a la Fira de la Terra para recordarles
> lo que hay dentro de cada uno.'
> -¿Dónde vamos tras esta vida?
> -¡Uy hija mía, al disfrute! La muerte no existe. Las
> muerte simplemente es dejar el cuerpo físico, si
> quieres.
> -¿Cómo que si quieres…?
> -Te lo puedes llevar. Mi bisabuela era chichimeca, me
> crié con ella hasta los 14 años, era una mujer
> prodigiosa, una curandera, mágica, milagrosa. Aprendí
> mucho de ella.
> -Ya se la ve a usted sabia, abuela.
> -El poder del cosmos, de la tierra y del gran espíritu
> está ahí para todos, basta tomarlo. Los curanderos
> valoramos y queremos mucho los cuatro elementos
> (fuego, agua, aire y tierra), los llamamos abuelos. La
> cuestión es que estaba una vez en España cuidando de
> un fuego, y nos pusimos a charlar.
> -¿Con quién?
> -Con el fuego. 'Yo estoy en ti', me dijo. 'Ya lo sé',
> respondí. 'Cuando decidas morir retornarás al
> espíritu, ¿por qué no te llevas el cuerpo?', dijo.
> '¿Cómo lo hago?', pregunté.
> -Interesante conversación.
> -'Todo tu cuerpo está lleno de fuego y también de
> espíritu -me dijo-, ocupamos el cien por cien dentro
> de ti. El aire son tus maneras de pensar y ascienden
> si eres ligero. De agua tenemos más del 80%, que son
> los sentimientos y se evaporan. Y tierra somos menos
> del 20%, ¿qué te cuesta cargar con eso?'.
> -¿Y para qué quieres el cuerpo?
> -Pues para disfrutar, porque mantienes los cinco
> sentidos y ya no sufres apegos. Ahora mismo están aquí
> con nosotras los espíritus de mi marido y de mi hija.
> -Hola.
> -El muertito más reciente de mi familia es mi suegro,
> que se fue con más de 90 años. Tres meses antes de
> morir decidió el día. 'Si se me olvida -nos dijo-, me
> lo recuerdan'. Llegó el día y se lo recordamos. Se
> bañó, se puso ropa nueva y nos dijo: 'Ahora me voy a
> descansar'. Se tumbó en la cama y murió. Eso mismo le
> puedo contar de mi bisabuela, de mis padres, de mis
> tías…
> -Y usted, abuela, ¿cómo quiere morir?
> -Como mi maestro Martínez Paredes, un maya poderoso.
> Se fue a la montaña: 'Al anochecer vengan a por mi
> cuerpo'. Se le oyó cantar todo el día y cuando fueron
> a buscarle, la tierra estaba llena de pisaditas. Así
> quiero yo morirme, danzando y cantando. ¿Sabe lo que
> hizo mi papá?
> -¿Qué hizo?
> -Una semana antes de morir se fue a recoger sus pasos.
> Recorrió los lugares que amaba y a la gente que amaba
> y se dio el lujo de despedirse. La muerte no es
> muerte, es el miedo que tenemos al cambio. Mi hija me
> está diciendo: 'Habla de mí', así que le voy a hablar
> de ella.
> -Su hija, ¿también decidió morir?
> -Sí. Hay mucha juventud que no puede realizarse, y
> nadie quiere vivir sin sentido.
> -¿Qué merece la pena?
> -Cuando miras a los ojos y dejas entrar al otro en ti
> y tú entras en el otro y te haces uno. Esa relación de
> amor es para siempre, ahí no hay hastío. Debemos
> entender que somos seres sagrados, que la Tierra es
> nuestra Madre y el Sol nuestro Padre. Hasta hace bien
> poquito los huicholes no aceptaban escrituras de
> propiedad de la tierra. '¿Cómo voy a ser propietario
> de la Madre Tierra?', decían.
> -Aquí la tierra se explota, no se venera.
> -¡La felicidad es tan sencilla!, consiste en respetar
> lo que somos, y somos tierra, cosmos y gran espíritu.
> Y cuando hablamos de la madre tierra, también hablamos
> de la mujer que debe ocupar su lugar de educadora.
> -¿Cuál es la misión de la mujer?
> -Enseñar al hombre a amar. Cuando aprendan, tendrán
> otra manera de comportarse con la mujer y con la madre
> tierra. Debemos ver nuestro cuerpo como sagrado y
> saber que el sexo es un acto sagrado, esa es la manera
> de que sea dulce y nos llene de sentido. La vida llega
> a través de ese acto de amor. Si banalizas eso, ¿qué
> te queda? Devolverle el poder sagrado a la sexualidad
> cambia nuestra actitud ante la vida. Cuando la mente
> se une al corazón todo es posible. Yo quiero decirle
> algo a todo el mundo…
> -¿...?
> -Que pueden usar el poder del Gran Espíritu en el
> momento que quieran. Cuando entiendes quién eres, tus
> pensamientos se hacen realidad. Yo, cuando necesito
> algo, me lo pido a mí misma. Y funciona.
> -Hay muchos creyentes que ruegan a Dios, y Dios no les
> concede.
> -Porque una cosa es ser limosnero y otra, ordenarte a
> ti mismo, saber qué es lo que necesitas. Muchos
> creyentes se han vuelto dependientes, y el espíritu es
> totalmente libre; eso hay que asumirlo. Nos han
> enseñado a adorar imágenes en lugar de adorarnos a
> nosotros mismos y entre nosotros.
> -Mientras no te empaches de ti mismo.
> -Debemos utilizar nuestra sombra, ser más ligeros,
> afinar las capacidades, entender. Entonces es fácil
> curar, tener telepatía y comunicarse con los otros,
> las plantas, los animales. Si decides vivir todas tus
> capacidades para hacer el bien, la vida es deleite.
> -¿Desde cuándo lo sabe?
> -Momentos antes de morir mi hija me dijo: 'Mamá, carga
> tu sagrada pipa, tienes que compartir tu sabiduría y
> vas a viajar mucho. No temas, yo te acompañaré'. Yo vi
> con mucho asombro como ella se incorporaba al cosmos.
> Experimenté que la muerte no existe. El horizonte se
> amplió y las percepciones perdieron los límites, por
> eso ahora puedo verla y escucharla, ¿lo cree posible?
> -Sí.
> -Mis antepasados nos dejaron a los abuelos la custodia
> del conocimiento: 'Llegará el día en que se volverá a
> compartir en círculos abiertos'. Creo que ese tiempo
> ha llegado

1 comentario:

Anónimo dijo...

miidleme encanta su sabiduria ojala compartan más de este conocimiento que es tan sencillo y por lo tanto a veces dificil de llevar a cabo porque estamos acostumbrados a lo complicado y el miedo es tan grande que nos cerramos y dejamos de estar en contacto con nuestro espiritu